El Salvador is in the third position globally regarding countries with the highest number of women deprived of liberty based on population rate. Data from the World Prison Brief shows that the country is only below the United States and Thailand, which occupy the first two positions.
World Prison Brief is an international database on the prison population organized by the Institute for Crime and Justice Policy Research based at the University of London that has been in operation since 2010.
The Inter-American Commission on Human Rights (IACHR) took figures from this institute in its latest report on women deprived of liberty. It warned that in recent years there has been a “marked increase” in the prison population of several countries in the American continent, including El Salvador.
“Specifically, within the ten countries in the world with the highest female imprisonment rates are the United States in the first place, with a rate of 64; El Salvador in the third place, with a rate of 42; and Uruguay in the eighth place, with a rate of 29,” the IACHR detailed about the countries that stand out most in America.
Regarding the situation in the country, the Commission reported that, over the last decade, the female prison population has significantly increased: in El Salvador, from 2000 to 2021, the female prison population multiplied by more than seven times, increasing from 371 incarcerated women to 2,710.
Furthermore, the IACHR expressed its concern because most incarcerated women have become involved in committing crimes due to factors linked to poverty, family relationships, or prior violence.
“The Commission has learned that many women are forced to participate in illegal activities through violence or threats. In this regard, it warns that the structural discrimination factors present in Latin American societies are reproduced and reinforced in the dynamics within gangs,” states the organization’s report.
Verónica Reyna, a researcher at the Social Service Passionist (SSPAS), agrees with the IACHR’s position, as she asserts that in recent years women’s participation in crime has been linked to affective-family relationships they maintain with gang members.
“These structures use women for the transfer of messages, the collection of money or drugs, weapons, the transfer of these resources, but at a level in many cases subordinate to the power of the structure itself, and in many senses also from a logic of the use of powers of violence,” she analyzed.
For its part, the Commission also noted that the countries of the Northern Triangle of Central America have adopted security policies to combat organized crime, and these have been characterized by proposing higher levels of imprisonment as the only solution to security problems. It also believes that these countries have applied an “excessive use of preventive prison, restrictions on benefits that reduce time in prison, and a lack of proportionality in the treatment of conduct linked to organized crime.”
Reyna assures that, in the case of El Salvador, with the application of the state of exception and the penal reforms approved in 2022, if a woman is accused of illicit associations or terrorist associations, these crimes prevent a judge from dictating alternative measures to detention and points out that this is a setback in the country.
“Organizations have tried to make it clear that the judge’s criterion for the application of preventive prison should be based on levels of participation and connection with the commission of the crime, with personal roots, with the real participation that this person had in the commission of the crime and not in all cases and automatically should preventive prison be dictated,” she questioned.
“In the case of El Salvador, the situation should attract the State’s attention to generate other types of responses and suspend the state of exception,” Reyna recommended.
El Salvador ocupa tercer lugar mundial en encarcelamiento de mujeres
El Salvador se encuentra en la tercera posición a nivel mundial en lo que se refiere a países con mayor número de privadas de libertad según tasa de población. Los datos de World Prison Brief demuestran que el país solamente está por debajo de Estados Unidos y Tailandia, quienes ocupan los primeros dos puestos.
World Prison Brief es una data internacional sobre población carcelaria organizada por el Instituto para la Investigación del Crimen y de la Política Judicial con sede en la Universidad de Londres que funciona desde 2010.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) retomó cifras de ese instituto en su último informe sobre mujeres privadas de libertad y advirtió que durante los últimos años han notado un “marcado incremento” en la población carcelaria de varios países del continente americano, entre estos El Salvador.
“En específico, dentro de los diez países del mundo con las tasas más elevadas de encarcelamiento femenino se encuentran Estados Unidos en el primer lugar, con una tasa de 64; El Salvador en el tercer lugar, con una tasa de 42; y Uruguay en el octavo lugar, con una tasa de 29”, detalló la CIDH sobre los países que más destacan en América.
Con respecto a la situación del país, la Comisión informó que, durante la última década, la población carcelaria de mujeres aumentó significativamente: en El Salvador, desde el año 2000 hasta 2021, la población penitenciaria femenina se multiplicó más de siete veces, aumentando de 371 mujeres encarceladas a 2,710.
Además, la CIDH mostró su preocupación porque la mayoría de mujeres encarceladas se han involucradas en el cometimiento delitos por factores vinculados a situaciones pobreza, por relaciones familiares o por violencia previa.
“La Comisión ha tomado conocimiento de que muchas mujeres son obligadas a participar de actividades ilícitas mediante violencia o amenazas. Al respecto, advierte que los factores estructurales de discriminación presentes en las sociedades latinoamericanas se reproducen y refuerzan en las dinámicas al interior de las pandillas”, reza el informe d el organismo.
Verónica Reyna, investigadora del Servicio Social Pasionista (SSPAS), coincide con el planteamiento de la CIDH, ya que asegura que en los últimos años la participación de las mujeres en el cometimiento de un delito ha estado vinculada a relaciones afectivas-familiares que sostienen con miembros de pandillas.
“Son utilizadas (las mujeres) por esas estructuras para el traslado de mensajes, la recolección de dinero o de droga, de armas, el traslado de estos recursos, pero un nivel en muchos casos supeditado al poder de la estructura misma, y en muchos sentidos también desde una lógica de utilización de poderes de violencia”, analizó.
Por su parte, la Comisión también señaló que los países del Triángulo Norte de Centroamérica han adoptado políticas de seguridad para combatir el crimen organizado y que estas se han caracterizado por proponer mayores niveles de encarcelamiento como única solución a los problemas de seguridad. Considera, además, que estos países han aplicado un “empleo excesivo de prisión preventiva, restricciones a beneficios que reducen el tiempo en prisión y la falta de proporcionalidad en el tratamiento de las conductas vinculadas con el crimen organizado”.
Reyna asegura que, en el caso de El Salvador, con la aplicación del régimen de excepción y las reformas penales aprobadas en 2022, si una mujer es acusada por agrupaciones ilícitas o asociaciones terroristas, estos delitos impiden que un juez dicte medidas alternas a la detención y señala que esto es un retroceso en el país.
“Las organizaciones han tratado de dejar claro que el criterio del juez para la aplicación de la prisión preventiva debe estar basado en niveles de participación y vinculación con la comisión del delito, con los arraigos personales, con la participación real que esa persona tuvo en el cometimiento del mismo y no en todos los casos y de manera automática debería de dictarse prisión preventiva”, cuestionó.
“En el caso de El Salvador, la situación debería llamar la atención del Estado para poder generar otro tipo de respuestas y suspender el estado de excepción”, recomendó Reyna.