The Attorney General’s Office (FGR) has declared statistics on clandestine cemeteries found in El Salvador between 2015 and 2021 to be confidential, even though this type of information was still made public during that period.
LA PRENSA GRÁFICA requested, through the Public Access to Information Law (LAIP), the number of cemeteries or clandestine graves registered by the institution during these years, as well as the location of the findings and how many of them had led to judicial proceedings due to investigations conducted. Still, the institution stated that all this “is confidential information.”
The Deputy Attorney General for the Defense of Society’s Interests of the FGR relied on Article 19 of the Public Access to Information Law (LAIP) and item 21 of that institution’s confidential information index. It argued that “it seeks to prevent the disclosure of information that hinders the clarification of facts or manipulation of evidence, location, identification and threats to witnesses or relatives of victims and defendants.”
“The State should consider the disappeared family as a key piece in an investigation and not deprive them of any data on the cases.” Idalia Zepeda, lawyer for Asdehu.
For experts in the field of security and transparency, these types of arguments prevent knowledge of progress in security matters; moreover, they hide information that relatives of missing persons deserve to know. They maintain that reporting statistical data does not hinder investigations and that it is something that the LAIP does allow.
OF PUBLIC INTEREST
According to the latest report on disappearances published by the Foundation for the Study of the Application of Law (Fespad), with data provided by the National Civil Police (PNC), from January 2011 to September 2020, 1,061 clandestine cemeteries were located throughout the national territory. According to the organization’s records, the municipalities that reported the most cemeteries are Colón, with 50; Izalco, with 35; Santa Ana and Zacatecoluca, with 33.
Therefore, Idalia Zepeda, a lawyer for the Salvadoran Association for Human Rights (Asdehu) and an advisor to people looking for missing persons, believes that this information should be of public interest and that requesting it is not illegal.
“In this case, some investigations may have the Attorney General’s confidentiality or even if they are being judicialized. But that does not clash with or contradict the fact of knowing general data about the graves and clandestine cemeteries. On the contrary, we believe that in the face of such a complex phenomenon as the disappearance of persons, in which families become fundamental for the search and for the contribution of clues, hints, and hypotheses, the State should consider the family as a fundamental piece in an investigation and not deprive it of any data”, she affirmed.
She added that families are interested in knowing where the graves, cemeteries, or clandestine wells are being found. She added that, based on experience with previous governments, they doubt whether the technical staff is prepared and knows how to handle the findings. “We have testimonies from families who have had to take on the role of the State in the investigation, which is not their responsibility, and in the course of that role, they have realized an improper use of the human remains that have been found,” she argued.
“For the Attorney General’s Office, the important thing is to keep the information confidential. With this; there could be a bad weighing of public goods”. Legal team from ALAC.
On the other hand, the legal team of the Anticorruption Legal Advice Center (ALAC) from Funde stated that providing statistical data on how many graves there are in the country should be public information, as they are just numbers.
They maintain that this is information that has already been provided in the past by authorities and obligated entities; in addition, it is information of general interest to the public: “The legal good that should be protected is access to public information by the public and related to the general interest. If we do not provide this information, how can the public verify progress concerning public security?”.
Verónica Reyna, a researcher at the Social Service Pasionista (SSPAS), considers the argument to be “an excuse” because these cases “take years to be investigated, and most tend to be archived due to the institution’s lack of capacity.” While she believes that providing information on the exact location of a clandestine cemetery could compromise an investigation, they could share purely statistical data in a public version.
“The investigation process, which is cited as part of the reasons, is not supported by the investigative capacity of the Attorney General’s Office.” Verónica Reyna, from SSPAS.
Reyna, like the ALAC, confirms that security authorities delivered this information before, and there was no difficulty in doing so. “We have received this data in past administrations, and it can be handled with complete publicity. This (now being denied) is due to the advanced regression in terms of access to public information, to the restrictions and limitations that this administration is exercising, especially the official data on security and violence issues in the country, reaching a point of centralizing all the information and having very, very limited information”, she opined.
Gobierno mantiene bajo reservas la información sobre fosas clandestinas
La Fiscalía General de la República (FGR) declaró reserva sobre las estadísticas de cementerios clandestinos encontrados en El Salvador entre los años 2015 y 2021, a pesar de que en ese periodo ese tipo de información aún se hacía pública.
LA PRENSA GRÁFICA solicitó a través de la Ley de Acceso a la Información Pública (LAIP) el dato de cuántos cementerios o fosas clandestinas registró la institución durante esos años, así como el lugar de los hallazgos y cuántos de ellos habían dado pie a causas judiciales por investigaciones realizadas, pero la institución dijo que todo eso “es información reservada”.
La Fiscalía Adjunta de la Defensa de los Intereses de la Sociedad de la FGR se basó en el artículo 19 de la Ley de Acceso a la Información Pública (LAIP) y en el rubro 21 del índice de información reservada de dicha institución. Argumentó que “se busca evitar la divulgación de información que impida el esclarecimiento de hechos o manipulación de evidencias, ubicación, identificación y amenazas hacia testigos o familiares de las víctimas e imputados”.
“El Estado debería de considerar a la familia de los desaparecidos como pieza fundamental en una investigación y no privarle de ningún dato de los casos”. Idalia Zepeda, abogada de la Asdehu.
Para expertos en el tema de seguridad y transparencia, este tipo de argumentos impide que se conozcan los avances en materia de seguridad; además, oculta información que familiares de personas desaparecidas merecen saber. Sostienen que informar sobre datos estadísticos no entorpece las investigaciones y que es algo que sí permite la LAIP.
DE INTERÉS PÚBLICO
De acuerdo con el último informe sobre desapariciones publicado por la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (Fespad), con datos proporcionados por la Policía Nacional Civil (PNC), de enero de 2011 a septiembre de 2020 fueron localizados 1,061 cementerios clandestinos en todo el territorio nacional. Según el registro de la organización, los municipios que más cementerios reportaron son: Colón, con 50; Izalco, con 35; Santa Ana y Zacatecoluca, ambos con 33.
Por ello, Idalia Zepeda, abogada de la Asociación Salvadoreña por los Derechos Humanos (Asdehu) y asesora de personas que buscan a desaparecidos, considera que esta información debe ser de interés público y que pedirla no es ilegal.
“En este caso, pueden existir algunas investigaciones que en sí mismas tengan reserva de la Fiscalía o incluso si están siendo judicializadas. Pero eso no riñe ni contradice el hecho de conocer datos generales sobre las fosas y los cementerios clandestinos. Por el contrario, creemos que frente a un fenómeno tan complejo como la desaparición de personas, en el cual las familias se vuelven fundamentales para la búsqueda y para el aporte de pistas, de indicios e hipótesis, el Estado debería de considerar a la familia como pieza fundamental en una investigación y no privarle de ningún dato”, aseveró.
Agregó que las familias están interesadas en saber dónde están las fosas, los cementerios o pozos clandestinos qué están encontrando. Sumó que, por experiencia en gobiernos anteriores, tienen dudas de que el personal técnico esté preparado y sepa manejar los hallazgos. “Tenemos testimonios de familias que han tenido que hacer el papel del Estado en la investigación, que no les compete, y que en medio de ese papel se han dado cuenta de un uso inadecuado de los restos humanos que se han encontrado”, argumentó.
“Para la Fiscalía, lo importante es mantener la información en reserva. Con esto podría haber una mala ponderación de los bienes públicos”. Equipo jurídico, del ALAC.
Por otra parte, el equipo jurídico del Centro de Asesoría Legal Anticorrupción (ALAC), de Funde, manifestó que brindar información de datos estadísticos sobre cuántas fosas hay en el país debe ser información pública, pues solo son números.
Sostiene que esta es información que ya ha sido brindada en el pasado por las autoridades y entes obligados; además, que es información de interés general para la ciudadanía: “El bien jurídico que debe protegerse es el acceso a la información pública por parte de la ciudadanía y relacionado con el interés general. Si no entregamos esa información, ¿cómo la ciudadanía puede constatar los avances en relación al tema de seguridad pública?”.
Verónica Reyna, investigadora del Servicio Social Pasionista (SSPAS), considera que el argumento es “una excusa”, porque estos casos “tardan años en ser investigados y la mayoría tienden a ser archivados por la falta de capacidad de la institución”. Si bien considera que entregar información sobre la ubicación exacta de un cementerio clandestino podría comprometer una investigación, sí podrían compartir datos meramente estadísticos y en versión pública.
“El proceso de investigación, que se señala como parte de las razones, no se encuentra sustentado en la capacidad de investigación de la Fiscalía”. Verónica Reyna, del SSPAS.
Reyna, al igual que el ALAC, confirma que esta información sí era entregada antes por las autoridades de seguridad y no había ninguna dificultad en hacerlo. “Nosotras hemos recibido estos datos en las administraciones pasadas y eso puede manejarse con completa publicidad. Esto (que ahora se niegue) se debe al avanzado retroceso en términos de acceso a la información pública, a las restricciones y limitaciones que está ejerciendo esta administración, sobre todo los datos oficiales sobre temas de seguridad y violencia en el país, llegando a un punto de centralizar toda la información y contar con información muy, muy limitada”, opinó.