From his small town in rural Colombia, José Antonio Potes watched the videos with interest. A foreign leader claimed he had defeated the violent gangs that had terrorized a country considered one of the world’s most dangerous.
The 27-year-old welder saw photos of alleged gang members massed into crowded prisons. He heard the murder rate had dropped — cut by more than half, the government said. And he watched a smiling Nayib Bukele, the millennial president of El Salvador, announce in a video broadcast worldwide in January that his country would host next year’s Miss Universe pageant.
“El Salvador is a country full of beauty,” Bukele said, walking along a red carpet. “It has the best beaches in the world for surfing. Imposing volcanoes. Exquisite coffee.
“And now it has been converted into the safest country in Latin America.”
Potes was convinced. Within days, he joined a friend in El Salvador, hoping to find work, earn in dollars and build a life in Bukele’s crime-free paradise.
Then they got arrested. A day after his arrival, Potes and his friend, fellow Colombian Manuel Fernando Castrillon, were stepping out of a shopping mall when they were stopped by soldiers. They wanted to see their tattoos, the men recounted. The friends were accused of being members of a criminal gang and detained for months, they said, sudden victims of the iron fist they had so admired.
“We let ourselves fall for this propaganda,” Potes told The Washington Post. “And the reality is totally different.”
Full text available in English…
Washington Post: https://www.washingtonpost.com/world/2023/05/15/bukele-gang-crackdown-salvador/
Fans fueron a admirar la represión de las pandillas en El Salvador, y terminaron arrestados
Desde su pequeño pueblo en la rural Colombia, José Antonio Potes observó los videos con interés. Un líder extranjero afirmaba que había derrotado a las violentas pandillas que aterrorizaban a un país considerado uno de los más peligrosos del mundo.
El soldador de 27 años vio fotos de presuntos miembros de pandillas amontonados en prisiones abarrotadas. Escuchó que la tasa de asesinatos había disminuido, reducida a más de la mitad, según decía el gobierno. Y observó a un sonriente Nayib Bukele, el presidente milenial de El Salvador, anunciando en una transmisión de video a nivel mundial en enero que su país sería el anfitrión del próximo certamen de Miss Universo.
“El Salvador es un país lleno de belleza”, dijo Bukele, caminando sobre una alfombra roja. “Tiene las mejores playas del mundo para surfear. Volcanes imponentes. Café exquisito.
“Y ahora se ha convertido en el país más seguro de América Latina”.
Potes estaba convencido. En cuestión de días, se unió a un amigo en El Salvador, con la esperanza de encontrar trabajo, ganar en dólares y construir una vida en el paraíso libre de delitos de Bukele.
Luego fueron arrestados. Un día después de su llegada, Potes y su amigo, el también colombiano Manuel Fernando Castrillón, salían de un centro comercial cuando fueron detenidos por soldados. Querían ver sus tatuajes, contaron los hombres. Los amigos fueron acusados de ser miembros de una pandilla criminal y detenidos durante meses, dijeron, súbitas víctimas del puño de hierro que tanto habían admirado.
“Nos dejamos engañar por esta propaganda”, dijo Potes al Washington Post. “Y la realidad es totalmente diferente”.
Texto completo disponible en inglés…
Washington Post: https://www.washingtonpost.com/world/2023/05/15/bukele-gang-crackdown-salvador/