The country’s public debt continues to grow and maintains an upward trend. From March 2019 to last March, it has increased by $6,426 million, according to data from the Central Reserve Bank (BCR).
As of March this year, it reached $25,709.1 million, representing 79.2% of GDP. This amount is $20.7 million more than in February, although $60 million less than last January when it reached the highest point recorded in the country’s history.
From March 2022 to last March, the debt grew by $1,069 million.
Of this debt, the most significant part is that of the Non-Financial Public Sector, which amounted to $18,892.68 million as of last March, $831 million more than a year ago. Within this, the government’s debt represents $17,775.48 million.
Meanwhile, the internal debt of the Non-Financial Public Sector reached $4,259.2 million at the end of last year, according to the Fiscal Transparency portal of the Ministry of Finance, indicating $796.3 million more than at the end of 2021.
The EMFI financial group explains that the internal debt reached $6,800 million (21.4% of GDP) at the end of 2022, 80% more than the $3,800 million in 2018.
This situation becomes critical due to the lack of access to new financing and international markets, as well as a clear plan for the country’s fiscal direction.
“The limited external financing has increased the government’s dependence on internal debt, as internal debt as a percentage of total debt increased from 30.0% to 38.6% in the same period,” says the English bank.
The International Monetary Fund (IMF) Technical Staff noted in February, after the Article IV analysis, that the top priority for El Salvador is “the development of a comprehensive and ambitious fiscal and financing plan aimed at redirecting the debt to a sustainable path and facilitating access to the international capital market.”
Part of the IMF analysis, which cannot be read in its entirety because the Salvadoran government has vetoed it, indicates that although the debt fell to 77% of GDP in 2022, it “remains high and is on an unsustainable path.”
The IMF is not the only one warning about this trend. Various entities such as risk rating agencies and investment banks have also done so. Moody’s latest El Salvador rating report highlighted that the lack of “a credible medium-term fiscal framework will continue to weigh on the country’s solvency.”
Key reserves
The IMF added that “efforts should continue to achieve sustainability in the medium term. In this context, inclusive and growth-friendly fiscal consolidation is necessary, supported by structurally sound measures amounting to about 3.5% of GDP over the next three years, which boosts market confidence and protects priority spending on social and infrastructure.”
It also noted that a “comprehensive financing plan is needed to gradually restore reserve buffers, avoid excessive dependence on short-term internal debt, and return to international capital markets at lower costs in the medium term.”
Bank reserve asset requirements continue to decline; as of March, they were around 13.17% of deposits, and in 2019 they exceeded 23%. In March, the country’s net international reserves amounted to $2,998.61 million, $868 million less than in March 2022; of these, 80% are banking liquidity reserves, meaning the system’s shield.
The Central American Monetary Council details that in January, sovereign debt investments over local banking assets accounted for 11.9% of the total; this percentage has also been growing, going from 4.7% in March 2019 to 7.7% in March 2020, then 9.3% and 10.3% in March of last year.
Deuda pública de El Salvador ha subido $1,000 millones en un año
La deuda pública del país no para de crecer y sigue manteniendo una tendencia al alza. De marzo de 2019 a marzo pasado, esta ha subido $6,426 millones, según datos del Banco Central de Reserva (BCR).
A marzo de este año, esta llegaba a los $25,709.1 millones, lo que representa el 79.2 % del PIB. Dicho monto es $20.7 millones más que en febrero, aunque $60 millones menos que en enero pasado, cuando alcanzó el punto hasta ahora más alto registrado en la historia del país.
De marzo de 2022 a marzo pasado, la deuda creció $1,069 millones.
De esta deuda, la que tiene mayor peso es la del Sector Público no Financiero, que sumaba $18,892.68 millones hasta marzo pasado, es decir $831 millones más que hace un año. Dentro de este, la deuda del gobierno representa $17,775.48 millones.
Mientras tanto, la deuda interna del Sector Público No Financiero llegó a los $4,259.2 millones al cierre del año pasado, según el portal de Transparencia Fiscal del Ministerio de Hacienda, esto indica $796.3 millones más que al cierre de 2021.
El Grupo financiero EMFI explica que la deuda interna alcanzó los $6,800 millones (21.4% del PIB) al cierre de 2022, un 80 % más que los $3,800 millones de 2018.
Esta situación se vuelve crítica ante la falta de acceso a nuevo financiamiento y a los mercados internacionales, así como de un plan claro del rumbo fiscal del país.
“El limitado financiamiento externo ha incrementado la dependencia del gobierno del endeudamiento interno, ya que la deuda interna como porcentaje de la deuda total pasó de 30.0% a 38.6% en el mismo período”, señala el banco inglés.
El Personal Técnico del Fondo Monetario Internacional (FMI) señalaba en febrero, después del análisis del Artículo IV, que la máxima prioridad para El Salvador es “el desarrollo de un plan fiscal y de financiamiento completo y ambicioso, destinado a reconducir la deuda a una senda sostenible y a facilitar el acceso al mercado internacional de capitales”.
Parte del análisis del FMI, que no se puede leer en su totalidad porque ha sido vetado por el Gobierno salvadoreño, señala que a pesar de que la deuda bajó al 77 % del PIB en 2022 “sigue siendo elevada y se encuentra en una senda insostenible”.
El FMI no es el único que ha advertido de esta tendencia. También lo han hecho diversas entidades como calificadoras de riesgo y bancos de inversión. Moody’s resaltaba en su último reporte de calificación de El Salvador, que la falta de “un marco fiscal creíble de mediano plazo seguirá pesando sobre la solvencia” del país.
Reservas claves
El FMI agregaba en su declaración que se “deberían continuar los esfuerzos para lograr su sostenibilidad en el mediano plazo. En este contexto, es necesaria una consolidación fiscal inclusiva y favorable al crecimiento, respaldada por medidas estructuralmente sólidas que asciendan a alrededor de 3.5 % del PIB en los próximos tres años, que impulse la confianza del mercado y proteja el gasto prioritario en lo social y en infraestructuras”.
Señalaba también que era necesario un “plan de financiación completo que gradualmente restablezca los colchones de reserva, evite la dependencia excesiva en la deuda interna de corto plazo y vuelva a los mercados de capitales internacionales a costos menores en el mediano plazo”.
Los requerimientos de activos de reserva bancarios siguen bajando; hasta marzo rondaban el 13.17 % de los depósitos, en 2019 superaban el 23 %. En marzo, las reservas internacionales netas del país rondaban los $2,998.61 millones, $868 millones menos que en marzo de 2022; de esas un 80 % son reservas de liquidez bancarias, es decir el blindaje del sistema.
El Consejo Monetario Centroamericano detalla que a enero, las inversiones de deuda soberana sobre los activos bancarios locales, eran el 11.9 % del total; este porcentaje también ha venido creciendo, pasando de 4.7 % en marzo de 2019, a 7.7 % en marzo de 2020, luego 9.3 % y 10.3 % en marzo del año pasado.