If El Salvador were to seek funding in the international debt markets, it would have to pay an interest rate of 20 %; double the 9.5 % it paid in 2020, at the height of the pandemic, to find external financing.
Because although the country has already paid the 2023 bond and part of the 2025 bond, the markets are still restricted.
JP Morgan measures the risk premium or country risk with the Emerging Markets Bond Indicator (EMBI), which is calculated based on the behavior of the external debt issued by each country, i.e., the bonds in the secondary market. The higher the risk of default, the higher the indicator, and El Salvador’s is currently the fourth highest in Latin America, below Venezuela, Argentina, and Ecuador.
“El Salvador’s country risk profile has gone down, but it is still at restrictive levels, so bonds cannot be issued with that interest rate,” explains Ricardo Castaneda, an economist at the Central American Institute for Fiscal Studies (ICEFI).
The country’s risk rate reached 14.96 as of March 1, which means that to those points, it would be necessary to add the U.S. treasury bond rate to calculate the interest rate investors would ask for Salvadoran debt.
Why? “Because it continues to have financing difficulties because it does not generate enough income to cover its expenses and has to resort to debt,” says Castaneda.
The International Monetary Fund (IMF) itself pointed out in its statement after the country’s annual evaluation (Article IV) that it is a “top priority” for El Salvador to develop “a comprehensive and ambitious fiscal and financing plan, aimed at returning the debt to a sustainable path and facilitating access to the international capital market.”
Moody’s also noted in its country report that as financing needs remain high, the “lack of access to international capital markets” and the “lack of a medium-term fiscal and financing framework will continue to weigh on the country’s solvency.”
The economist adds that changing investors’ perception is not in the short term because political factors affectit, such as the presidential reelection and issues such as the need for more transparency in the management of funds.
“One way to see how healthy the government’s financial situation is is to look at the budget, the largest budget item for this year is the payment of debt service, and that situation will continue,” he points out.
País sin acceso a mercado de deuda internacional
Si El Salvador tuviera que buscar fondeo en los mercados de deuda internacional, tendría que pagar una tasa de interés del 20 %; el doble de ese 9.5 % que pagó en 2020, en plena pandemia, para encontrar financiamiento externo.
Porque, a pesar de que el país ya pagó el bono 2023 y parte del 2025, los mercados siguen restringidos.
La prima de riesgo o el riesgo país lo mide JP Morgan con el Indicador de Bonos de Mercados Emergentes (EMBI), que se calcula con base al comportamiento de la deuda externa emitida por cada país, es decir los bonos que están en el mercado secundario. Más riesgo de impago, más alto es el indicador, y el de El Salvador es actualmente el cuarto más alto de América Latina, abajo de Venezuela, Argentina y Ecuador.
“El perfil de riesgo país de El Salvador ha bajado, pero aún está en niveles restrictivos, así no se pueden emitir bonos con esa tasa de interés”, explica Ricardo Castaneda, economista del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI).
La tasa de riesgo del país llegó hasta el 1 de marzo a los 14.96, es decir que a esos puntos habría que sumarle la tasa del bono del tesoro de Estados Unidos para poder calcular, la tasa de interés que pedirían los inversionistas por hacerse con la deuda salvadoreña.
¿Porqué? “porque sigue teniendo dificultades de financiamiento, porque no genera los ingresos suficientes para cubrir sus gastos y tiene que recurrir a deuda”, dice Castaneda.
El mismo Fondo Monetario Internacional (FMI) señalaba en su declaración después de la evaluación anual del país (Artículo IV) que es de “máxima prioridad” para El Salvador desarrollar “un plan fiscal y de financiamiento completo y ambicioso, destinado a reconducir la deuda a una senda sostenible y a facilitar el acceso al mercado internacional de capitales”.
Moody’s también apuntaba en su reporte de país, que como las necesidades de financiamiento seguirían altas, la “falta de acceso a los mercados internacionales de capital”, y la “falta de un marco fiscal y de financiamiento a mediano plazo seguirá pesando sobre la solvencia del país”.
El economista, agrega que cambiar la percepción de los inversionistas no es a corto plazo, porque también hay factores políticos que afectan, como la reelección presidencial y temas como la falta de transparencia en el manejo de fondos.
“Una forma en que uno puede ver que tan sano está a situación financiera del gobierno es ver el presupuesto, la partida presupuestaria más grande para este año es el pago de servicio de la deuda, y esa situación va a continuar”, puntualiza.