Marta Ruano traveled on February 5 to the maximum security prison in Zacatecoluca, in central El Salvador, to leave food and personal hygiene items, as she has done every month since May 2022, when the Salvadoran police imprisoned two of her sons, whom she accused of illicit associations in the framework of the regime of exception in which the government of Nayib Bukele has kept the country since March of last year. In one of the prison walls, Marta found some bad news: from that day on, the relatives of the prisoners in that jail are forced to buy food packages and basic supplies there once a month for USD 170. They have no other option; they cannot bring anything from outside: either they pay, or their relatives do not eat or have access to toilet paper or clothing.
“It’s bad news, now they won’t receive packages for us; we have to buy them at the prison,” told Marta (this source’s name has been changed at her request for security reasons). “It’s money; I don’t know if I can carry it anymore.”
As of December 2022, family members of prisoners in Zacatecoluca deliver USD 170 directly to the prison. What they buy for that money are seven small packages whose contents need to be detailed on the sheets of paper that the jailers have pasted on the prison walls. Family members only know that they receive USD 35 for food, USD 15 for hygiene items, USD 30 for clothing, USD 20 for cleaning, and USD 70 for miscellaneous items.
Infobae consulted with three other heads of family, with civil society organizations that monitor what happens in Salvadoran prisons, with defense lawyers, and with committees of prisoners’ families; in total, representatives, spokespersons, and members of some fifty prisoners’ families. All the sources consulted agreed that the General Directorate of Penal Centers of El Salvador (DGCP) began at the end of last year to make the obligatory charges of USD 170 for the maximum security prison in Zacatecoluca and in at least two other prisons in Apanteos and Izalco. “What they have told us is that the idea they have is that it will be in all the prisons,” said one of the mothers.
Infobae tried to contact prison authorities to find out their plans for charging inmates, but there was no response. For now, in addition to the system of mandatory packages, there is a system of “institutional stores” to which prisoners’ families deposit sums of between US$5 and US$150 a month; this payment entitles the prisoner to an identification number that uses to buy necessities or small luxuries, such as Coca Cola, in stores located inside the prisons. “They buy everything at a premium. A Coca-Cola that is outside is worth USD 2.50 there. They sell it for USD 10″, explained the relative of an inmate.
It is also still possible, in some prisons, for family members to bring their packages. “Before these charges like the one in Zacatecoluca, family members bought the packages on their own, in supermarkets, in stores, wherever was more convenient. And also in stores outside the prisons,” Ivania Cruz, spokeswoman for the Committee of Relatives of Political Prisoners of El Salvador (COFEPPA), which represents 36 detainees, told Infobae.
Marta Ruano, the mother of a son in the Zacatecoluca prison, who was told that it is now obligatory to pay the US$170, fears that this will be extended to all the country’s prisons, in one of which another of her sons is being held. The same goes for Gladys, another mother who spoke to Infobae and had four children in prison. “The day is going to come when we have to pay for that, and then I won’t be able to,” said Gladys.
El gobierno de Nayib Bukele ahora cobra a los presos por comida, ropa y productos de higiene en las cárceles
Marta Ruano viajó el 5 de febrero al penal de máxima seguridad en Zacatecoluca, en el centro de El Salvador, a dejar comida y artículos de higiene personal, como lo hace cada mes desde mayo de 2022, cuando la policía salvadoreña metió presos a dos de sus hijos, a quienes acusó de asociaciones ilícitas en el marco del régimen de excepción en que el gobierno de Nayib Bukele mantiene al país desde marzo del año pasado. En uno de los muros del penal, Marta se encontró con una mala noticia: a partir de aquel día, los familiares de los presos en esa cárcel están obligados a comprar paquetes alimenticios y de insumos básicos ahí, uno al mes por USD 170. No tienen otra opción; no puede llevar nada de fuera: o pagan o sus parientes no comen, no tienen acceso a papel higiénico o a vestimenta.
“Son malas noticias, ahora no nos recibirán paquetes, hay que comprarlo en el penal”, contó Marta (se ha cambiado el nombre de esta fuente a petición suya por razones de seguridad). “Es mucho dinero, ya no sé si voy a poder llevar”.
A partir de diciembre de 2022, los familiares de los presos en Zacatecoluca entregan USD 170 directamente en el penal. Lo que compran por ese dinero son siete pequeños paquetes cuyos contenidos no aparecen detallados en las hojas que los carceleros han pegado en los muros de las prisiones. Los familiares solo saben que dan USD 35 por alimentación, USD 15 por artículos de higiene, USD 30 por vestimenta, USD 20 por limpieza de área y USD 70 por misceláneos.
Infobae consultó con otras tres jefas de familia, con organizaciones de la sociedad civil que dan seguimiento a lo que ocurre en las prisiones salvadoreñas, con abogados defensores y con comités de familiares de presos; en total, representantes, voceros y miembros de una cincuentena de familias de prisioneros. Todas las fuentes consultadas coincidieron en que la Dirección General de Centros Penales de El Salvador (DGCP) empezó desde finales del año pasado a hacer los cobros obligatorios de USD 170 por en la cárcel de máxima seguridad en Zacatecoluca y en al menos otras dos prisiones, en Apanteos y en Izalco. “Lo que nos han dicho es que la idea que tienen es que sea en todas las cárceles”, dijo Marta, una de las madres.
Infobae intentó contactar con las autoridades carcelarias para conocer sus planes sobre los cobros a los reos pero no hubo respuesta. Por ahora, además del sistema de paquetes obligatorios, funciona un sistema de “tiendas institucionales” a los que los familiares de los reos depositan sumas de entre USD 5 y USD 150 al mes; ese pago da al preso derecho de tener un número de identificación que él utiliza para comprar en tiendas ubicadas al interior de los penales artículos de primera necesidad o pequeños lujos, como una Coca Cola. “Todo lo compran a sobreprecio. Una Coca Cola que afuera vale USD 2.50 ahí las venden a USD 10″, explicó la pariente de un reo.
También es posible aún, en algunas cárceles, que los familiares lleven sus propios paquetes. “Antes de estos cobros como el de Zacatecoluca, los familiares compraban los paquetes por su cuenta, en supermercados, en tiendas, en donde les saliera más cómodo. Y también en tiendas que hay en las afueras de los centros penales”, dijo a Infobae Ivania Cruz, vocera del Comité de Familiares de Presos Políticos de El Salvador (COFEPPA), que representa a 36 personas detenidas.
Marta Ruano, la madre que tiene un hijo en el penal de Zacatecoluca y a quien le dijeron que ahí ya es obligatorio pagar los USD 170, teme que eso se extienda a todas las cárceles del país, en una de las cuales está otro de sus hijos. Lo mismo ocurre con Gladys, otra madre que conversó con Infobae y quien tiene a cuatro de sus hijos presos. “Va a llegar el día en que tengamos que pagar eso y así ya no voy a poder”, dijo Gladys.