For example, the construction of the hospital to attend covid-19 patients was announced as a spectacle, and it was also inaugurated as a virtual spectacle. However, unofficial media are still not allowed to enter the facilities. The reason is apparent: not to expose what was promised and said to the validating test of the real thing. In the same way, the general water resources law was approved with great fanfare, even though it does not recognize the more than 2,000 water boards that manage their systems, nor does it allow citizen participation in the management of the liquid, nor does it put a stop to the private exploitation of water.
To use an expression of Mario Vargas Llosa, El Salvador lives in the logic of the civilization of the spectacle, where the news of impact monopolizes the news spaces. Seeking to generate the most significant possible result, the pension system reform was presented as the best in history. However, it does not increase coverage, deepens the inequality of pension amounts, and maintains the private scheme. On the other hand, the adoption of bitcoin, despite its resounding and evident failure, continues to be presented as the salvation of the national economy. The country continues to be promoted as the pioneer of a change in the system. And as if it were a visit to a museum, the largest prison in Latin America was presented, a work that seems to make the president proud when it should instead cause him shame, as it evidences the levels of delinquency, social marginalization, and the flawed justice system.
The government propaganda strategy includes and requires thousands of YouTube channels, Facebook pages, and Twitter accounts; hundreds of YouTubers and paid influencers to make people believe that advertisement equals reality, even though there is less and less to eat on the tables. In the Salvadoran case, the political right has always been more concerned with multiplying appearances and fine-tuning ornaments than creating or transforming realities. Bukele’s government has far surpassed it. And due to the proximity of the elections, we can expect an exacerbation of the trend, a planned flight from an increasingly painful and challenging national reality towards a country of castles in the air.
UCA: https://noticias.uca.edu.sv/editoriales/ante-todo-espectaculo
Ante todo, espectáculo
Como un espectáculo se anunció, por ejemplo, la construcción del hospital para atender a los pacientes de covid-19, y también como un espectáculo virtual se inauguró. Sin embargo, hasta el momento, sigue sin permitirse el ingreso de medios de comunicación no oficiales a las instalaciones. La razón es obvia: no exponer lo prometido y dicho a la prueba validadora de lo real. De la misma manera, con bombo y platillo se aprobó la ley general de recursos hídricos, pese a que no reconoce a las más de 2,000 juntas de agua que administran sus propios sistemas, ni permite la participación de la ciudadanía en la gestión del líquido, ni pone freno a la explotación privada del agua.
Utilizando una expresión de Mario Vargas Llosa, El Salvador vive en la lógica de la civilización del espectáculo, donde las noticias de impacto copan los espacios informativos. Buscando generar el mayor impacto posible, la reforma del sistema de pensiones se presentó como la mejor de la historia, aunque no aumenta la cobertura, profundiza la desigualdad de los montos de las pensiones y mantiene el esquema privado. Por otra parte, la adopción del bitcóin, a pesar de su estrepitoso y evidente fracaso, sigue enarbolándose como la salvación de la economía nacional y se sigue promocionando al país como pionero de un cambio de sistema. Y como si se tratase de la visita a un museo se presentó la cárcel más grande de América Latina; una obra que parece enorgullecer al presidente cuando más bien debería causarle vergüenza, pues evidencia los niveles de delincuencia, la marginación social y el deficiente sistema de justicia.
La estrategia de propaganda gubernamental incluye y requiere miles de canales de YouTube, páginas de Facebook y cuentas en Twitter; cientos de youtubers e influencers a sueldo para hacer creer a la gente que anuncio equivale a realidad, aunque cada vez haya menos que comer en las mesas. En el caso salvadoreño, la derecha política siempre se preocupó más por multiplicar apariencias y afinar ornatos que por crear o transformar realidades. El Gobierno de Bukele la ha superado con creces. Y por la cercanía de las elecciones, cabe esperar una exacerbación de la tendencia, una huida planificada de una realidad nacional cada vez más lacerante y difícil hacia un país de castillos en el aire.
UCA: https://noticias.uca.edu.sv/editoriales/ante-todo-espectaculo