Angélica de Jesús Pérez is 41 years old. She was diagnosed with diabetes years ago. In 2020, it was complicated for her to keep her regular control because the entire health system in El Salvador focused on attending to patients with covid-19, and consultations were suspended.
With the mandatory confinement and the first two waves of infections in the country, the economic, social, and psychological impacts were present in all social sectors.
Uncertainty and fear of the virus grew in the population; government authorities turned their attention to addressing the health emergency to protect the health of Salvadorans; however, they neglected the welfare of thousands of people because the public health system stopped attending to patients with chronic diseases, suspended surgeries and control consultations.
In El Salvador, by 2020, there were 1,858,414 people in need of secular treatments and controls, according to the document National Policy for the Integral Approach to Non-Communicable Diseases 2019 of the Ministry of Health (Minsal). Most of these people stopped receiving care during the confinement period between March and August of that year.
2020 closed with 1,336 deaths due to covid-19, according to official data from the Government of El Salvador. However, up to September of that year, 5,600 people died from cancer and 1,404 more from diabetes, renal failure, liver diseases, and hypertension, which fall into the category of chronic diseases, as detailed in the document Main causes of mortality occurring in the Minsal Hospital Network in 2020.
The Ombudsman’s Office for the Defense of Human Rights, in the report Deficiencies of the National Integrated Health System in the context of the covid-19 pandemic detailed that the institution received 393 complaints related to the “denial of medical care and denial of covid-19 tests and for the lack of attention to other diseases and treatments as a collateral effect”.
En la pandemia se dejó sin atención adecuada a más de un millón de pacientes de enfermedades no transmisibles en El Salvador
Angélica de Jesús Pérez tiene 41 años. Desde hace años fue diagnosticada con diabetes y en 2020 le fue complicado llevar su control regular porque todo el sistema de salud de El Salvador se enfocó en atender a pacientes con covid-19 y se suspendieron las consultas.
Con el confinamiento obligatorio y las dos primeras olas de contagios que hubo en el país, los impactos económicos, sociales y psicológicos se hicieron presentes en todos los sectores sociales.
La incertidumbre y el temor al virus creció en la población, las autoridades gubernamentales volcaron su atención en atender la emergencia sanitaria para proteger la salud de los salvadoreños; no obstante, descuidaron el bienestar de miles de personas porque el sistema de salud público dejó de atender a pacientes con enfermedades crónicas, suspendió cirugías y consultas de controles.
En El Salvador para 2020 había 1,858,414 personas que necesitaban de tratamientos y controles seculares, según el documento Política Nacional para el Abordaje Integral de las Enfermedades no transmisibles de 2019 del Ministerio de Salud (Minsal). La mayoría de estas personas dejaron de recibir atención durante el periodo de confinamiento, entre marzo y agosto de ese año.
El 2020 cerró con 1,336 decesos por covid-19, según los datos oficiales del Gobierno de El Salvador. Sin embargo, hasta septiembre de ese año fallecieron 5,600 personas por cáncer y 1,404 más por diabetes, insuficiencia renal, enfermedades del hígado e hipertensión, que entran en la categoría de enfermedades crónicas, así lo detalla el documento Principales causas de mortalidad ocurridas en la Red de Hospitales del Minsal de 2020.