In November 2021, the gangs of El Salvador murdered 45 people in just three days to send a message to President Nayib Bukele, with whose administration they had been negotiating secretly since at least June of 2019. The massacre spanning from November 9, 10, and 11 cast widespread public doubt on the government’s so-called Territorial Control Plan and pushed the pact of non-aggression between the country’s three gangs and the administration, which achieved a reduction in homicides in return for political favors, to the verge of collapsing.
New evidence obtained by El Faro reveals that the Prison Bureau violated its own protocols and the law to rescue the negotiations.
Between the second and third day of the killings, the administration allowed the national leaders of the 18th Street Sureños gang incarcerated in the maximum-security Zacatecoluca Prison to send a voice message to their subordinates in the street demanding a stop to the chain of violence and retribution between their organization and the Mara Salvatrucha-13.
In the seven-minute audio recording obtained by El Faro, four historic leaders of the criminal structure identify themselves by their gang aliases and speak into the recorder one by one from the same room — a violation of prison protocols barring gang leaders from being in the same room in maximum-security facilities. Sources of El Faro who worked in Zacatecoluca Prison during the current administration assert that the four gang members are housed separately, meaning that the prison authorities allowed them to meet in the same room and gave access to a telephone or voice recorder. One of the leaders of the Sureños told his subordinates in the streets: “A ton of people are dying; this can’t continue.”
Hours before the recording was sent, Prison Bureau Director Osiris Luna, protagonist and concealer of the illicit negotiations between the government and the gangs, entered the facility “for a meeting,” according to prison intelligence reports. Any dialogue with the gangs is prohibited by Salvadoran law; they were ruled terrorist organizations in 2015 by the Supreme Court.
Less than 48 hours after Luna’s visit to Zacatecoluca, the homicide levels abruptly decreased again, postponing the collapse of the gang negotiations four more months until a second massacre of 87 Salvadorans in March of 2022. In response to the latter, the government and Legislative Assembly decreed a state of exception that has now been in place for nine months.
Full text available in English…
Gobierno utilizó a líderes pandilleros para detener la masacre de noviembre de 2021
Los días 9, 10 y 11 de noviembre de 2021, cuando la administración del presidente Nayib Bukele se acercaba a la mitad de su mandato, las pandillas asesinaron a 45 salvadoreños para generar un clima de terror y enviar un mensaje al gobierno, con el cual sostenían una negociación secreta desde al menos junio de 2019. Esa masacre puso en duda por primera vez el discurso de éxito del Gobierno, que aseguraba que la reducción de homicidios se debía a su Plan Control Territorial. Aquellos días, el pacto de no agresión que las tres principales pandillas del país sostenían con el Gobierno de El Salvador estuvo a punto de derrumbarse, pero de nuevo los negociadores de Bukele recurrieron a los líderes pandilleros para evitarlo.
Nueva evidencia obtenida por El Faro revela que la Dirección General de Centros Penales violó sus protocolos carcelarios para facilitar y rescatar ese pacto que se resquebrajaba.
Desde esa administración se permitió que al menos los líderes nacionales del Barrio-18 Sureños recluidos en el Centro Penal de Máxima Seguridad de Zacatecoluca enviaran un audio a sus subordinados en las calles demandando detener la cadena de venganza entre esa estructura y la Mara Salvatrucha-13. El Faro tuvo acceso a ese audio de siete minutos donde cuatro líderes históricos de esa estructura criminal se identifican con sus apodos pandilleros mientras hablan desde un mismo lugar, algo imposible si se respetaran las normas carcelarias de no juntar líderes en máxima seguridad. El aparato desde el que se grabó pasa de boca en boca mientras uno de los líderes del Barrio 18 Sureños dice a sus subordinados en las calles: “Vergo de gente que se está muriendo, esto no puede continuar”.
Horas antes de que el mensaje de los líderes pandilleros fuera enviado, el director general de Centros Penales, Osiris Luna, protagonista y encubridor de las negociaciones entre el gobierno y las pandillas, había ingresado al mismo penal “para una reunión”, como se lee en informes de inteligencia penitenciaria obtenidos por El Faro a través de los Guacamaya Leaks, una filtración masiva de correos y documentos de la Policía y Ejército de El Salvador, así como registros de fuerzas de seguridad de México, Perú, Colombia y Chile.