Three and a half years after the beginning of his government, Nayib Bukele presented to the Legislative Assembly his proposal to reform the pension system, an old campaign promise whose fulfillment had been postponed on several occasions. The deputies set up an ad hoc commission that accelerated its work for two weeks to have the last version ready before Christmas. The deputies approved the three opinions this Monday, December 19, and the initiative is expected to be approved this Tuesday, December 20.
The details of the proposal on which the official propaganda focused the most spoke of a generalized increase of 30% in old age pensions and that most contributors will receive a minimum pension of 400 dollars. But on both points, there are doubts about sustainability, warn specialists consulted for this article. The proposal also eliminates the possibility for contributors to withdraw 25% of their savings in advance because, according to the Treasury, this would imply an inconvenient capital flight.
In addition, the official discourse assures that the Pension Fund Administrators (AFP) Confia and Crecer will be “supervised more.” Still, in reality, intensified supervision will be done to companies and employers so that they transfer the contributors’ money to the AFP. The supervisory functions of the Superintendence of the Financial System, through the Deputy Superintendence of Pensions, will remain as they are now.
Economists assure that the most significant changes proposed by the Government do not transform the pension system, which excludes eight out of 10 workers in the country and maintains low pensions (454 dollars on average in the public sector and 605 on average in the private sector). The pension reform, as did previous governments, also attempts to reform aspects of public finances. “The most forceful reforms are in financial terms,” said economist Tatiana Marroquín in an interview on December 8.
Contrary to the official propaganda announced, the Government will continue to use contributors’ money to finance its fiscal responsibilities, such as paying pensions from the former system. The authorities have tried to hide this fact by saying they will not use the pension funds “as other governments did.” Still, the truth is that even the conditions under which this fund will be used are qualified by experts as “more aggressive” because fundamental aspects such as terms and interest rates are unknown.
The Ministers of Finance and Labor took the proposal to the deputies on Friday, November 25. Still, the documents were only revealed 11 days later, a practice as hermetic as usual when the Presidency has launched initiatives. Bukele had promised the reform since his campaign in 2018, and already in government,he assured that the deadline for presenting it would be October 2021. That more than a year has passed only encouraged doubts about how much technical preparation is behind the initiative, according to specialists.
“In a context in which the president had all the power, the president could have made the best reform, could have made a dialogue with all sectors, and from there collect the best proposals, and be accompanied by solid technical studies. But unfortunately, this is not the case”, says Ricardo Castaneda, analyst of the Central American Institute for Economic and Fiscal Studies (ICEFI).
Four specialists consulted for this report, economists and financial analysts, agreed that the Government had not shown the actuarial technical studies necessary to support the reform. “It is the only way you can ensure that the reform is sustainable, and the study has not been presented,” Castaneda adds.
Last October, the presidency met with representatives of like-minded unions (SITTOJ and Unidad Sindical Salvadoreña) to supposedly receive more input. A month and a half later, half a dozen unions from the teaching, judicial, and police sectors, among others, denounced that they were not considered in the construction of the official proposal. “The proposal is contrary to what was proposed by President Bukele in his campaign. The AFP was supposed to disappear, but they will still be there,” said Marvin Reyes, secretary of the Police Workers Movement, on November 30.
Sectors openly critical of the government were excluded from discussions in the ad hoc commission. The commission appeared to be shielded to only listen to pro-government organizations, such as the No More AFP Movement led by SITTOJ leader Roswal Solórzano. On the other hand, the Board for a Dignified Pension, one of the organizations that have given more follow-up to the discussion of pensions in recent years, was not called to participate. For example, on December 8, Bukele’s party refused to receive written proposals from Bases Magisteriales, a recognized organization of the teachers’ union of the public system.
Gobierno usará la reforma de pensiones para financiarse hasta las elecciones 2024
Tres años y medio después de iniciado su gobierno, Nayib Bukele presentó a la Asamblea Legislativa su propuesta para reformar el sistema de pensiones, una vieja promesa de campaña cuyo cumplimiento había postergado en varias ocasiones. Los diputados instalaron una comisión ad hoc que aceleró a fondo durante dos semanas para tener lista la última versión antes de navidad. Este lunes 19 de diciembre, los diputados aprobaron los tres dictamenes y se prevé que la iniciativa se apruebe este martes 20.
Los detalles de la propuesta en los que más se enfocó la propaganda oficial hablaban de un incremento generalizado del 30 % en el monto de las pensiones de vejez, y que a la mayoría de cotizantes les tocará una pensión mínima de 400 dólares. Pero en ambos puntos, hay dudas sobre la sostenibilidad, advierten especialistas consultados para esta nota. La propuesta también elimina la posibilidad de que los cotizantes retiren el 25 % de sus ahorros de forma adelantada porque, según Hacienda, eso implicaría una fuga de capital inconveniente.
Además, el discurso oficial asegura que a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) Confía y Crecer se les “supervisará más”, pero en realidad la supervisión que se intensifica se hará a las empresas y patronos para que ellos trasladen el dinero de los cotizantes a las AFP. Las funciones de supervisión de la Superintendencia del Sistema Financiero, a través de la Superintendencia Adjunta de Pensiones, se mantienen como hasta ahora.
Economistas aseguran que los cambios más importantes que propone el Gobierno no transforman el sistema de pensiones que por ahora excluye a ocho de cada 10 trabajadores del país y mantiene pensiones bajas (454 dólares en promedio en el sector público y 605 en promedio en lo privado). La reforma de pensiones, tal como lo hicieron anteriores gobiernos, también intenta reformar aspectos de las finanzas públicas. “Las reformas más contundentes son en términos financieros”, aseguró la economista Tatiana Marroquín, en una entrevista el 8 de diciembre.
A diferencia de lo que anunciaba la propaganda oficial, el Gobierno sí seguirá usando el dinero de los cotizantes para financiar sus responsabilidades fiscales como el pago de las pensiones del anterior sistema. Las autoridades han intentado esconder este hecho con la frase que dice que no usarán los fondos de pensiones “como lo hicieron otros gobiernos”, pero lo cierto es que incluso las condiciones en las que se usará ese fondo son calificadas por expertos como “más agresivas”, porque se desconocen aspectos básicos como plazos y tasas de interés.
Los Ministros de Hacienda y de Trabajo llevaron la propuesta a los diputados la noche del viernes 25 de noviembre, pero los documentos solo se revelaron 11 días más tarde, una práctica tan hermética como habitual cuando la Presidencia ha lanzado iniciativas. Bukele había prometido la reforma desde su campaña en 2018 y ya en el Gobierno aseguró que la fecha límite para presentarla sería octubre de 2021. Que haya transcurrido más de un año solo alentó las dudas sobre cuánta preparación técnica hay detrás de la iniciativa, según especialistas.
“En un contexto en el que el presidente tuvo todo el poder, el presidente pudo haber hecho la mejor reforma, pudo haber hecho un diálogo con todos los sectores, y a partir de ahí recoger las mejores propuestas, y además ir acompañada de estudios técnicos sólidos. Pero lastimosamente no es así”, dice Ricardo Castaneda, analista del Instituto Centroamericano de Estudios Económicos y Fiscales (Icefi).
Cuatro especialistas consultados para este reportaje, economistas y analistas financieros, coincidieron en que el Gobierno no ha mostrado los estudios técnicos actuariales, que son importantes y necesarios para respaldar la reforma. “Es la única forma en la que podés asegurar que la reforma sea sostenible, y el estudio no se ha presentado”, agrega Castaneda.
En octubre pasado, la presidencia se reunió con representantes de sindicatos afines (SITTOJ y la Unidad Sindical Salvadoreña) para supuestamente recibir más insumos. Mes y medio después media docena de sindicatos del sector docente, judicial, policial, entre otros, denunciaron que no fueron tomados en cuenta para construir la propuesta oficial. “La propuesta es contraria a lo que se planteó por el presidente Bukele en su campaña. Las AFP se suponía que iban desaparecer pero seguirán ahí”, dijo Marvin Reyes, secretario del Movimiento de Trabajadores de la Policía, el 30 de noviembre.
Los sectores abiertamente críticos al Gobierno fueron excluidos de las discusiones en la comisión ad hoc. La comisión pareció blindada para solo escuchar a organizaciones afines al Gobierno, como el Movimiento No Más AFP dirigido por el líder del SITTOJ, Roswal Solórzano. En cambio, la Mesa para una Pensión Digna, una de las organizaciones que más seguimiento ha dado a la discusión de las pensiones en los últimos años, no fue llamada a participar. Los diputados de Nuevas Ideas incluso rechazaron recibir correspondencia, por ejemplo, el 8 de diciembre el partido de Bukele rechazó recibir por escrito las propuestas de Bases Magisteriales, una reconocida organización del gremio de profesores del sistema público.