At least ten journalists have had to leave El Salvador after constant harassment by public officials or threats of criminal prosecution.
This is stated in the most recent report of the Inter-American Press Association (IAPA) on the climate of journalistic practice in El Salvador, presented at the General Assembly of this institution, held between October 27 and 30 in Madrid, Spain.
The IAPA reports how “at least ten journalists went into exile (…) after being singled out by government officials or receiving anonymous threats on social networks”.
This alarming number is the most recent indicator of the accelerated decline of press freedom in El Salvador, but not the only one. In addition to exiles, Salvadoran journalists and independent media continue to face a hostile climate and a blockade of information when doing their work.
The IAPA report, prepared by the IAPA vice-presidency for El Salvador, categorically states that “under the government of Nayib Bukele, freedom of expression and freedom of the press languish amid censorship and fear in the country.”
Furthermore, it points out that “the animosity against independent media is encouraged by officials of the Executive Branch or members of the ruling party in the Legislative Assembly.”
One of the most challenging threats faced by the independent media and Salvadoran journalists was established at the beginning of April when the deputies of the ruling alliance approved a reform to the Penal Code that shows prison sentences for reporting information produced by gangs or that could generate “panic or anxiety.”
This was immediately qualified as an attempt to “gag” by the Salvadoran Association of Journalists (APES) and other entities, including the IAPA.
In its recent report, the Inter-American Press Association reports how this gag has been added to a network of regulations arising from the regime of exception threatening due process in the country.
“The government decreed in March a state of exception or state of siege imprison gang members. The mechanism put on hold citizen guarantees, such as the right to due process and limits on the number of days of detention without formal accusation”, says the IAPA in its report.
Hay al menos diez periodistas en el exilio por temor a represalias
Al menos diez periodistas han tenido que salir de El Salvador tras el acoso constante de funcionarios públicos o ante amenazas de una persecución penal.
Así lo consigna el más reciente informe de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) sobre el clima del ejercicio periodístico en El Salvador, presentado en la Asamblea General de esta institución, celebrada entre el 27 y el 30 de octubre en Madrid, España.
La SIP da cuenta de cómo “al menos 10 periodistas se fueron al exilio (…) tras ser señalados por personeros gubernamentales o recibir amenazas anónimas en redes sociales”.
Este alarmante número es el más reciente indicador del acelerado declive de la libertad de prensa en El Salvador, mas no el único. Además de los exilios, los periodistas salvadoreños y los medios independientes siguen enfrentando un clima hostil y un bloqueo de información a la hora de hacer su trabajo.
El informe de la SIP, elaborado por la vicepresidencia de esta institución para El Salvador, expresa categóricamente que “bajo el gobierno de Nayib Bukele, las libertades de expresión y de prensa languidecen entre censuras y miedo en el país”.
Además, señala que “la animosidad contra los medios independientes es alentada por funcionarios del Poder Ejecutivo o diputados del oficialismo en la Asamblea Legislativa”.
Una de las más duras amenazas que enfrentan los medios independientes y los periodistas salvadoreños fue establecida a inicios del mes de abril, cuando los diputados de la alianza oficialista aprobaron una reforma al Código Penal que establece penas de prisión por reportar información producida por pandillas o que pueda generar “pánico o zozobra”.
Esto fue inmediatamente calificado como un intento de “mordaza” por la Asociación Salvadoreña de Periodistas (APES), y por otras entidades, incluyendo la SIP.
En su reciente informe, la Sociedad Interamericana de Prensa da cuenta de cómo esta mordaza se ha sumado a un entramado de normativas surgidas del régimen de excepción que amenazan el debido proceso en el país.
“El gobierno decretó en marzo un régimen de excepción o estado de sitio con el objetivo de apresar a los miembros de las pandillas. El mecanismo puso en suspenso garantías ciudadanas, como la de ser procesado con el debido proceso y los límites en el número de días de detención sin acusación formal”, narra en su informe la SIP.