“I gave him my vote believing we’d have a better life,” said the 23-year-old, one of hundreds of thousands of young Salvadorans who chose the authoritarian-minded millennial as their president.
Those dreams imploded when the man she planned to marry, Juan José Ibáñez García, was seized during of one of the most ferocious security crackdowns in recent Latin American history.
Two days later Ibáñez – who friends and family say worked in a local pizzeria and had no links to crime – was moved to a maximum-security penitentiary housing many of the 38,000-plus people the government claims to have imprisoned since the offensive began in late March. A fortnight later the 21-year-old was dead – one of at least 35 prisoners who have reportedly died in mysterious circumstances since Bukele declared a draconian state of exception supposedly designed to annihilate his country’s gangs.
‘Es una guerra contra el pueblo’: los arrestos masivos de El Salvador envían a miles de personas a la desesperación
Hace solo unas semanas, Sandra García esperaba con ansias el futuro más brillante que Nayib Bukele prometió a la juventud hambrienta de oportunidades de El Salvador cuando llegó al poder hace tres años.
“Le di mi voto creyendo que tendríamos una vida mejor”, dijo el joven de 23 años, uno de los cientos de miles de jóvenes salvadoreños que eligieron al millennial de mentalidad autoritaria como su presidente.
Esos sueños implosionaron cuando el hombre con el que planeaba casarse, Juan José Ibáñez García, fue capturado durante una de las medidas de seguridad más feroces en la historia reciente de América Latina.
Dos días después, Ibáñez, quien según amigos y familiares trabajaba en una pizzería local y no tenía vínculos con el crimen, fue trasladado a una penitenciaría de máxima seguridad que alberga a muchas de las más de 38.000 personas que el gobierno afirma haber encarcelado desde que comenzó la ofensiva a fines de marzo. Quince días después, el joven de 21 años estaba muerto, uno de los al menos 35 prisioneros que, según los informes, han muerto en circunstancias misteriosas desde que Bukele declaró un estado draconiano de excepción supuestamente diseñado para aniquilar a las pandillas de su país.