High-ranking Mara Salvatrucha-13 (MS-13) sources confessed to El Faro their responsibility for killing 87 people between March 25 and 27 in El Salvador, including 62 of them on March 26, the most violent day in the past two decades. Spokespersons for MS-13 revealed that the murders were carried out in response to what they call a “betrayal” by the administration of President Nayib Bukele of the covert pact that reduced homicides since 2019.
“They [the government] were doing things they should not have done. That’s why there were 80 deaths on those days,” explained a leader of MS-13 who is outside El Salvador. “They didn’t keep their word. They made arrests that they shouldn’t have. They said, ‘Meet us at a such-and-such place to talk,’ Instead of talking, they made arrests.”
As proof of their dialogue with the Bukele administration, MS-13 provided seven audio files in which Carlos Marroquín, one of the negotiators on behalf of the president, speaks with at least one member of the gang during and after the violent weekend in March. In the recordings, Marroquín, the administration’s Director for the Reconstruction of Social Fabric, details to his MS-13 counterparts his efforts during the spike in homicides to convince Bukele to keep the agreement alive. He also indicates that he would have prevented the arrest of gang members that provoked the crisis and refers to the three days of the massacre as a pressure tactic against the government.
Marroquín explicitly blames Security Minister Gustavo Villatoro, whom he calls in the recordings “the crazy minister,” for the fallout and claims to be relaying the gangs’ messages to Bukele, under the pseudonym ‘Batman.’ “I already told Batman there are 72 hours to respond,” Marroquín says. “He didn’t take it well. He took it poorly, like: ‘They can’t threaten me,’ and the like.”
Read in English:
Audios de Carlos Marroquín revelan que masacre de marzo ocurrió por ruptura entre Gobierno y MS13
La Mara Salvatrucha-13 (MS-13) admitió a este periódico haber asesinado a 87 personas entre los días 25 y 27 de marzo, en la jornada más violenta de este siglo en El Salvador. La mayoría de esas víctimas, según la Policía, no tenían relación con las pandillas. Voceros de la MS-13 revelaron a El Faro que los asesinatos fueron su respuesta a lo que consideraron una “traición” del Gobierno del presidente Nayib Bukele al pacto que mantenían desde hace al menos dos años y medio.
“(Se rompió el acuerdo) porque ellos (el Gobierno) hicieron cosas que no tenían que hacer, desde ahí es por lo que se levantaron esos 80 muertos que pasaron en esas fechas ¿me explico? Incumplieron, hicieron capturas que no tenían que hacer, donde ellos dijeron ‘lleguen a tal lugar, vamos a dialogar’ y en lugar de dialogar, capturaron”, explicó un líder de la MS-13 que se encuentra fuera de El Salvador.
El Faro tiene en su poder una serie de grabaciones en las que se escucha a Carlos Marroquín, director de Reconstrucción del Tejido Social y uno de los negociadores con las pandillas en representación del Ejecutivo, confesar a sus contrapartes en la MS-13 sus esfuerzos personales por mantener vigente el acuerdo durante el repunte de homicidios. Se le escucha también hablar de cómo él hubiera impedido la captura de los pandilleros protegidos por la negociación y referirse a los tres días de masacre como una presión al Gobierno.
En las grabaciones, el funcionario culpa de lo sucedido al ministro de Seguridad y Justicia, Gustavo Villatoro, al que califica de “loco ministro”, y dice estar trasladando al presidente Bukele los mensajes de las pandillas. “Yo ya le tiré a Batman que hay 72 horas para dar una respuesta. Él no se lo tomó a bien, se lo tomó a mal, como que ‘a mí que no me anden amenazando’ y no sé qué, usted sabe”, dice Marroquín en referencia al mandatario.
El Faro habló con dos líderes de la Mara Salvatrucha-13 y uno del Barrio 18 durante el proceso de verificación de los siete audios en los que se escucha a Marroquín discutiendo la situación con un líder marero durante y después del sangriento fin de semana de marzo. Estando fuera del país, el periodista que firma esta nota consultó por separado a los pandilleros, que coinciden en que el punto de ruptura fue la detención de un grupo de emeeses que viajaban en un vehículo gubernamental, confiados por gozar de una especie de salvoconducto y que además eran conducidos por un motorista contratado por el Gobierno.