The Role of the Prophets — El rol de los profetas

Jul 28, 2025

Confronted with realities that challenge, restrict, or oppose God’s shalom, God’s people must answer with courage and fidelity. The choices are stark: remain silent to conserve privilege, or speak for God and accept the attendant risks. — Ante las condiciones que desafían, limitan o se oponen al shalom de Dios se requiere valentía y fidelidad. Las opciones que se presentan al pueblo de Dios son: callar para conservar privilegios o hablar por Dios y correr riesgos.

In the Old Testament, a key theological term that shapes the life of God’s people is the Hebrew word shalom. It is often rendered “peace,” a translation that can shrink its meaning to the mere absence of conflict. Yet shalomis polysemic—its scope reaches far beyond simply avoiding strife.

Shalom can be defined as wholeness or fullness, completion, culmination, maturity, solidity, integrity, community, harmony, and tranquility. It is not merely the absence of war but the presence of God’s own fullness and totality, embracing both individual and communal dimensions. Shalom therefore embodies the consummation of God’s activity and the fulfillment wrought by His presence.

For God’s ideal, shalom, to come to a community, fullness must reach every member of that community. Justice and righteousness ought to be available to the vulnerable as well as to the powerful. Widows and orphans, so often society’s most fragile, stand at the center of God’s concern; His people are called to defend the defenseless as an act of justice that advances God’s shalom for everyone.

The prophets of the Old Testament were summoned to speak on behalf of that *shalom*. The prophet Amos, for example, was commissioned to voice and embody justice. With burning conviction he declares, “But let justice roll down like waters, and righteousness like an ever-flowing stream” (Amos 5:24). Amos was never trained as a conventional prophet; he was most likely a shepherd—an ordinary layperson, the equivalent of a livestock herder, a local farmer, or a factory worker. Despite his lack of prophetic schooling or formal theology, Amos fulfills the prophetic office with integrity, passion, and courage, speaking plainly about God’s call to justice out of personal conviction rather than any job description. Amos knows the heart of God and therefore pleads for justice.

Amos’s writings reveal that the people had replaced justice with counterfeit worship. They displayed the outward trappings of religious festivals while practicing idolatry—adoring wealth, prosperity, and injustice, and assuming that ritual alone would mask their sin. Amos denounces their materialism, their excessive hoarding of riches, and their obsession with power, issuing instead a clarion call to justice.

As a prophet, Amos functions like an attorney urging lifelong commitment to God. In effect, he resembles a prosecutor who files charges on behalf of God, the plaintiff, against the defendant, Israel. Amos is not presenting his own argument; he conveys the very word of God for the One he represents. Knowing the truth of the divine word, he recognizes that justice has been thwarted and must advocate for the establishment of God’s justice in the world.

Likewise, God’s people—whatever their station in society or in the kingdom—are called to proclaim and advocate for God’s justice in daily life. This proclamation of God’s shalom is known as the prophetic role of the church. The name is borrowed from the prophets, who declared God’s truth to earthly powers, exposed sin and injustice, and announced with hope that a different society is possible under God’s reign.

Such a prophetic summons to justice requires knowing God’s own passion for justice and seeking to restore what is good and what God originally intended for the world: shalom. Confronted with realities that challenge, restrict, or oppose God’s shalom, God’s people must answer with courage and fidelity. The choices are stark: remain silent to conserve privilege, or speak for God and accept the attendant risks.

Senior Pastor, Misión Cristiana Elim

EDH: https://www.elsalvador.com/opinion/editoriales/rol-de-los-profetas-religiones/1233162/2025/

El rol de los profetas

En el Antiguo Testamento, un término teológico clave que da forma a la vida del pueblo de Dios es la palabra hebrea shalom. A menudo traducida como «paz», lo cual, puede llevar a reducir su sentido a solo la ausencia de conflicto. Pero la palabra shalom es polisémica y hace referencia a algo mucho más amplio que simplemente la ausencia de conflicto.

Shalom puede definirse como totalidad o plenitud, realización, culminación, madurez, solidez, integridad, comunidad, armonía, tranquilidad. Shalom no es simplemente la ausencia de guerra, sino la presencia de la plenitud y totalidades de Dios, abarcando tanto las expresiones individuales como las comunales. Por lo tanto, shalom expresa la consumación de la actividad de Dios y el cumplimiento resultante de su presencia.

Para que el ideal de Dios, el shalom, llegue a una comunidad se requiere que haya plenitud para toda la comunidad. La justicia y la rectitud deberían estar disponibles tanto para los vulnerables como para los poderosos. Las viudas y los huérfanos a menudo son los más vulnerables en la sociedad, así que el pueblo de Dios es llamado a defender a los indefensos como un acto de justicia hacia el shalom de Dios para la comunidad.

Los profetas del Antiguo Testamento fueron llamados a hablar en nombre del shalom de Dios. El profeta Amós, por ejemplo, fue comisionado para hablar y encarnar la justicia. De manera vehemente Amós declara: «Que la justicia fluya como las aguas, y la rectitud como un torrente que nunca se seca» (Amós 5:24). El profeta Amós no fue entrenado como un profeta típico, sino que probablemente era un pastor. Podría ser comparado con una persona laica típica: un ganadero, un agricultor local o un trabajador de una maquila. A pesar de su falta de entrenamiento profético y educación teológica, Amós cumple el papel de un profeta del Antiguo Testamento con integridad, pasión y valentía, y habla claramente sobre el llamado de Dios a la justicia en el mundo, desde su convicción y no meramente desde su descripción laboral. Amós conoce el corazón de Dios y, por lo tanto, aboga por la justicia.

En los escritos de Amós, aprendemos que el pueblo había sustituido la justicia por un culto falso. Exhibían los actos externos de los festivales de culto, pero estaban comprometidos con una forma de idolatría. Ellos estaban adorando a la riqueza, la prosperidad y la injusticia, y creían que la adoración ritual sería suficiente para cubrir su idolatría. Amós desafía su materialismo, su excesiva acumulación de riqueza y su obsesión por el poder con un llamado a la justicia.

Como profeta, Amós actúa como un abogado que promueve un compromiso de vida con Dios. En otras palabras, Amós es similar a un fiscal que presenta cargos a nombre de Dios como demandante, contra el acusado, el pueblo de Israel. Amós, el fiscal, no está presentando un argumento por sí mismo, sino que ofrece la palabra de Dios en representación de Dios, por quien aboga. Amós conoce la verdad de la palabra divina. Él entiende que la justicia ha sido frustrada y que debe abogar por el establecimiento de la justicia de Dios en el mundo.

De la misma manera, el pueblo de Dios, sea cual sea su posición en el mundo o en el reino de Dios, está llamado a declarar y abogar por la justicia de Dios en el contexto de la vida diaria. A esa proclamación del shalom de Dios se le da el nombre del rol profético de la iglesia. El nombre es tomado del oficio de los profetas quienes decían la verdad de Dios a los poderes del mundo, denunciaban el pecado y la injusticia, y anunciaban con esperanza que otro tipo de sociedad era posible por medio del reinado de Dios.

Este llamado profético a la justicia requiere conocer el corazón de Dios por la justicia y buscar restaurar lo que es bueno y lo que Dios originalmente pretendía en el mundo: el shalom. Ante las condiciones que desafían, limitan o se oponen al shalom de Dios se requiere valentía y fidelidad. Las opciones que se presentan al pueblo de Dios son: callar para conservar privilegios o hablar por Dios y correr riesgos.

Pastor General de la Misión Cristiana Elim

EDH: https://www.elsalvador.com/opinion/editoriales/rol-de-los-profetas-religiones/1233162/2025/